Los investigadores identifican un posible biomarcador de COVID largo

Las vesículas extracelulares de los participantes en el estudio contienen péptidos de SARS-CoV-2

12.08.2025
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Investigadores del Translational Genomics Research Institute (TGen), que forma parte de City of Hope, y del Lundquist Institute for Biomedical Innovation del Harbor-UCLA Medical Center han identificado un posible biomarcador del COVID largo.

Si los resultados de su estudio son confirmados por otros centros de investigación, el biomarcador podría ser el primer indicador específico y cuantificable para confirmar la COVID prolongada. En la actualidad, los médicos diagnostican la COVID prolongada basándose en un conjunto de síntomas que los pacientes desarrollan tras la infección por SARS-CoV-2.

"Si un paciente llega a la consulta y relata la persistencia de signos y síntomas típicos de la COVID larga, 12 semanas o más después de la infección por COVID -19, le doy un diagnóstico presuntivo, pero no dispongo de análisis de sangre ni biomarcadores para confirmar este diagnóstico", afirma el Dr. William Stringer, investigador del Instituto Lundquist y autor principal del estudio.

Los resultados del estudio, publicados en la revista Infection, detallan la detección de fragmentos de proteína del SRAS-CoV-2 dentro de vesículas extracelulares (VE), diminutos paquetes naturales que ayudan a las células a compartir proteínas, metabolitos y otros materiales. Los investigadores recogieron y analizaron muestras de sangre de 14 pacientes a lo largo de 12 semanas de entrenamiento con ejercicio aeróbico (56 muestras en total) en un ensayo clínico dirigido por Stringer en COVID de larga duración.

Los investigadores hallaron 65 fragmentos proteínicos distintos del SARS-CoV-2 en el interior de las VE. Estos fragmentos proceden de la proteína Pp1ab del virus, una enzima ARN replicasa que es clave para que el virus se copie a sí mismo y fabrique otras partículas víricas. Esta proteína se encuentra únicamente en el SARS-CoV-2, y no en células humanas no infectadas, señaló el doctor Asghar Abbasi, investigador del Instituto Lundquist y primer autor del estudio.

Resulta significativo que los investigadores descubrieran que estos péptidos víricos se demostraban en cada sujeto, pero no en cada extracción de sangre, en las EV de pacientes con COVID prolongado y no se detectaban en un grupo de control separado de muestras EV prepandémicas.

Estos hallazgos se suman a la creciente evidencia que sugiere que el SARS-CoV-2 puede persistir en ciertos tejidos corporales mucho tiempo después de la infección inicial. Algunos grupos plantean la hipótesis de que estos reservorios víricos persistentes podrían desempeñar un papel en la COVID prolongada. La forma en que el virus llega a tejidos sin sus puntos de entrada habituales -como el cerebro- sigue siendo una cuestión abierta, y podría estar relacionada con las partículas EV.

"Pensamos que quizá si el virus circula o se mueve por el organismo, deberíamos intentar ver si las VE transportan esos fragmentos virales", explicó Abbasi.

Esta idea pasó a formar parte de un ensayo clínico en curso dirigido por los doctores Abbasi y Stringer, que ya estaba estudiando las VE para ver si están vinculadas a cambios en la función inmunitaria relacionados con el ejercicio y el malestar postesfuerzo, un síntoma habitual en estos pacientes.

"Aunque prometedor, se observó que la señal molecular de los péptidos virales dentro de las muestras del estudio era sutil y no se detectaba de forma consistente en cada punto temporal de recogida de sangre", dijo Patrick Pirrotte, Ph.D., profesor asociado en TGen, director del Recurso Compartido Integrado de Espectrometría de Masas en TGen y City of Hope, y coautor principal del estudio. "Todavía hay mucho que desentrañar que desconocemos en este momento".

Por ejemplo, añadió, los investigadores no saben si el propio ejercicio impulsa la expresión de programas virales intracelularmente, y luego esos programas virales dan lugar a proteínas que se van a desprender, o si hay un reservorio permanente en esas células, y sólo es cuestión de detectarlo en un momento determinado. Aunque los péptidos identificados procedían de una de las proteínas más grandes del virus, los investigadores no detectaron otras proteínas de tamaño comparable indicativas de replicación viral activa. Es posible que los péptidos contenidos en las VE no sean más que "basura" molecular sobrante tras la formación de nuevas proteínas víricas.

"No hemos realizado [nuestras pruebas] en personas sin síntomas prolongados de COVID que estén o hayan estado infectadas por COVID", afirma Stringer. "Esto plantea la pregunta: ¿se trata simplemente de seguir sacando la basura de la célula infectada por COVID o se trata realmente de una replicación en curso en algún lugar? Creo que esa es la cuestión mecanicista que debe resolverse en futuros estudios."

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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