El olor a alimentos grasos durante el embarazo favorece la obesidad en la descendencia
Los cerebros de las crías muestran similitudes con los de los ratones adultos obesos
Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Investigación del metabolismo ha descubierto que el olor de los alimentos grasos durante el embarazo aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad en los niños. Los investigadores alimentaron a ratones preñados con una dieta sana baja en grasas pero que contenía olores grasos, como el del bacon. Las propias madres no modificaron su metabolismo, pero sus crías reaccionaron con mayor intensidad a la dieta rica en grasas y desarrollaron una obesidad y una resistencia a la insulina más acusadas, un signo de diabetes de tipo 2.
Los investigadores también descubrieron que los cerebros de las crías habían cambiado. El sistema dopaminérgico, que desempeña un papel importante en la motivación y la recompensa, y las neuronas AgRP, que controlan el hambre y el metabolismo de todo el cuerpo, reaccionaron de forma diferente a los alimentos ricos en grasa. Los cerebros de las crías se parecían a los de los ratones obesos, simplemente porque sus madres habían comido un alimento sano que olía a comida grasa", explica Laura Casanueva Reimon, co-primera autora del estudio.
Los investigadores descubrieron que los fetos están expuestos a los olores de alimentos poco saludables cuando aún están en el útero y cuando son recién nacidos durante la lactancia a través de la leche materna. La activación artificial de los circuitos neuronales asociados al olor de los alimentos grasos durante el periodo neonatal fue suficiente para desencadenar la obesidad en la edad adulta.
El olor a comida grasienta durante el embarazo puede aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad en la descendencia. (Imagen generada con IA, Adobe Firefly)
© AI-generatedt / Max-Planck-Institut für Stoffwechselforschung
¿Qué significa esto para los humanos?
Se sabe que los hijos de madres con sobrepeso tienen más riesgo de padecer sobrepeso. El estudio sugiere que el mero olor de alimentos grasos durante el desarrollo puede aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad más adelante en la vida, incluso en madres delgadas y sanas. Sin embargo, es importante destacar que en estos experimentos las madres necesitaban ingerir los alimentos que contenían los olores grasos, ya que la mera exposición al olor por sí sola no provocaba obesidad en la descendencia.
"Lo que hemos descubierto cambia la forma en que pensamos que la dieta de una madre puede influir en la salud de sus hijos", explica Sophie Steculorum, que dirigió el estudio. "Hasta ahora, la atención se había centrado sobre todo en la salud materna y en los efectos negativos de una dieta rica en grasas, como el riesgo de engordar demasiado. Pero nuestros resultados sugieren que los olores a los que están expuestos los fetos y los recién nacidos podrían influir en su salud más adelante, independientemente de la salud de la madre."
Agentes aromatizantes como aditivos alimentarios
Los investigadores utilizaron varios agentes aromatizantes para crear las dietas empleadas en sus investigaciones y descubrieron que a menudo contenían los mismos ingredientes que se utilizan como aditivos alimentarios. Uno de estos aditivos por sí solo fue capaz de desencadenar los mismos efectos en las crías. Según Sophie Steculorum, "los resultados apuntan a la necesidad de seguir investigando para entender cómo podría afectar el consumo de estas sustancias durante el embarazo o la lactancia al desarrollo y la salud metabólica de los bebés en etapas posteriores de su vida".
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Publicación original
Laura Casanueva Reimon, Ayden Gouveia, André Carvalho, Joscha N. Schmehr, Mouna El Mehdi, Rolando D. Moreira-Soto, Carlos G. Ardanaz, Janice Bulk, Lionel Rigoux, Paul Klemm, Anna Lena Cremer, Frederik Dethloff, Yvonne Hinze, Heiko Backes, Patrick Giavalisco, Sophie M. Steculorum; "Fat sensory cues in early life program central response to food and obesity"; Nature Metabolism, 2025-12-1