Confusión fatal: cómo ciertas bacterias intestinales impulsan la esclerosis múltiple
Si las bacterias intestinales se parecen demasiado a la capa protectora de los nervios, pueden desorientar al sistema inmunitario y llevarlo a atacar su propio sistema nervioso. Este mecanismo puede acelerar la progresión de la esclerosis múltiple, como han demostrado investigadores de la Universidad de Basilea en experimentos con ratones. Sin embargo, sus hallazgos también abren oportunidades para terapias que utilicen el microbioma.
Cuando el sistema inmunitario confunde a amigos y enemigos, aparecen las enfermedades autoinmunitarias. En la esclerosis múltiple (EM), ataca por error la vaina protectora de las fibras nerviosas del propio organismo, la llamada vaina de mielina. Los afectados experimentan fatiga y entumecimiento en las extremidades, por ejemplo, y desarrollan problemas para caminar e incluso parálisis.
Los investigadores llevan décadas estudiando cómo se produce este error fatal en las defensas del organismo. Las hipótesis más recientes también se centran en la flora intestinal. Esto se debe a que las personas con EM tienen una composición diferente de microorganismos en su intestino que las personas sin la enfermedad.
"Sabemos que la flora intestinal influye en el sistema inmunitario, pero los mecanismos en relación con la EM no se conocen del todo", afirma la profesora Dra. Anne-Katrin Pröbstel, de las Universidades de Basilea y Bonn. Con su grupo de investigación de la Universidad de Basilea y el Hospital Universitario de Bonn, la neuróloga investiga el papel del microbioma en la EM.
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Doppelgangers peligrosos
Una hipótesis es que las bacterias intestinales promotoras de la inflamación, que tienen estructuras superficiales similares a la capa de mielina de los nervios, agitan el sistema inmunitario: Las células inmunitarias atacan entonces tanto a las bacterias nocivas como a la capa de mielina del propio organismo. Los expertos denominan "mimetismo molecular" a esta similitud entre las bacterias y la capa de mielina.
En un estudio publicado en la revista "Gut Microbes", el equipo de investigación de Pröbstel y las primeras autoras, las doctoras Lena Siewert y Kristina Berve, aportan nuevas pruebas de esta hipótesis. Utilizando métodos de biología molecular, modificaron bacterias proinflamatorias de Salmonella para que tuvieran una estructura superficial similar a la capa de mielina. Utilizaron como control bacterias no modificadas de la misma especie.
En ratones modificados genéticamente, que pueden servir como modelo de la enfermedad de la esclerosis múltiple, las bacterias Salmonella similares a la mielina hicieron que la enfermedad progresara mucho más rápido que las bacterias no modificadas. "Las bacterias proinflamatorias por sí solas sólo alimentan la enfermedad hasta cierto punto", explica Anne-Katrin Pröbstel. "Pero la combinación de un entorno inflamatorio y el mimetismo molecular activa células inmunitarias específicas. Éstas se multiplican, migran al sistema nervioso y atacan allí la vaina de mielina".
Entrenar al sistema inmunitario para que tolere en lugar de atacar
El equipo de investigadores realizó los mismos experimentos con bacterias E. coli, que forman parte de la flora intestinal normal y no tienen efecto inflamatorio. Cuando sembraron las bacterias E. coli similares a la mielina en los ratones, el curso de la enfermedad fue más leve. "Si en el futuro trabajamos con otras bacterias que calmen activamente el sistema inmunitario en lugar de incitarlo, posiblemente podríamos entrenar a las células inmunitarias para que toleren la mielina y no la ataquen", afirma Pröbstel.
El estudio demuestra que no sólo la composición de la flora intestinal desempeña un papel en la EM, sino que las estructuras superficiales similares a la mielina de ciertas bacterias también podrían contribuir a la evolución de la enfermedad. Además, aporta información valiosa sobre el potencial de las terapias microbianas para la EM. Estas terapias podrían utilizar bacterias modificadas específicamente para entrenar al sistema inmunitario de modo que deje de atacar la capa de mielina.
Sin embargo, los resultados también invitan a la cautela: "Algunas terapias contra el cáncer utilizan el microbioma para estimular el sistema inmunitario contra el tumor", afirma Anne-Katrin Pröbstel. "Sin embargo, esto también puede crear un entorno en el intestino en el que el mimetismo molecular puede desencadenar reacciones autoinmunes o incluso enfermedades".
El estudio se llevó a cabo en colaboración con el Hospital Universitario de Bonn, el Clúster de Excelencia en Inmunosensación2 de la Universidad de Bonn, el Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE) y otras instituciones asociadas. El estudio fue financiado, entre otros, por la Fundación Propatient del Hospital Universitario de Basilea, la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia y la Secretaría de Estado suiza de Educación, Investigación e Innovación.
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