Cuando comer es una carga
Un estudio identifica un nuevo grupo de afectados por un trastorno alimentario poco conocido
Las personas que padecen el trastorno alimentario ARFID restringen drásticamente su ingesta de alimentos en términos de cantidad o variedad, lo que provoca alteraciones físicas y psicológicas. El trastorno suele comenzar en la infancia y hasta ahora se había estudiado principalmente en niños o personas con bajo peso. Ahora, un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leipzig demuestra que los adultos con mayor peso corporal también pueden padecer ARFID. Los resultados se han publicado en la revista "Psychotherapy and Psychosomatics".
Para muchas personas, comer está asociado al placer, pero para los afectados por el ARFID (Trastorno por Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos), suele estar asociado a la ansiedad, el estrés o el asco. El trastorno se manifiesta en el rechazo de ciertos alimentos, por ejemplo por su olor, consistencia o miedo a tragarlos o vomitarlos. Un interés muy reducido por la comida también puede ser un signo. A diferencia de otros trastornos alimentarios, como la anorexia, el deseo de adelgazar no desempeña ningún papel. No obstante, el riesgo de desnutrición y enfermedades secundarias es igualmente elevado.
El equipo dirigido por la Dra. Ricarda Schmidt y la Prof. Dra. Anja Hilbert lleva años investigando la ARFID en el Hospital Universitario de Leipzig. Entre otras cosas, desarrollaron una entrevista diagnóstica para reconocer este trastorno alimentario, que ahora se utiliza en todo el mundo. "Nuestros resultados actuales muestran que el ARFID también se da en adultos con un peso corporal más elevado, aunque con síntomas diferentes en algunos casos. Estos pacientes necesitan diagnósticos específicos y opciones de tratamiento adaptadas", afirma la Dra. Ricarda Schmidt, directora del estudio.
Los síntomas suelen malinterpretarse en la práctica clínica diaria
Para el estudio actual, se encuestó en línea a 369 adultos, y a algunos de ellos también se les realizó una entrevista clínica. Esto permitió registrar tanto los síntomas autodeclarados como los diagnósticos oficiales y correlacionarlos con el peso corporal y otras características de salud. La encuesta reveló que el 34% de los adultos con ARFID tenían un peso corporal elevado. Este grupo era más propenso que los de bajo peso a mostrar un comportamiento alimentario quisquilloso, un mayor estrés cotidiano y un mayor riesgo de enfermedades metabólicas. Especialmente llamativo: el 100% de los afectados con aumento de peso declararon padecer trastornos psicosociales, frente al 65% de los que tenían bajo peso.
Un aspecto al que se ha prestado poca atención hasta la fecha es que muchas de las personas encuestadas con un peso superior declararon estar muy preocupadas por su figura y su peso. Sin embargo, estas preocupaciones suelen malinterpretarse en la práctica clínica diaria. "La ARFID suele pasar desapercibida, sobre todo en personas con un peso corporal más elevado, porque las preocupaciones por el peso se interpretan erróneamente como indicio de otros trastornos alimentarios o como resultado de un comportamiento dietético", explica Schmidt. Como consecuencia, a menudo no se realiza un diagnóstico correcto, con consecuencias potencialmente graves para la asistencia, afirma la científica. Para cambiar esta situación, hay que revisar los diagnósticos y sensibilizar a los profesionales sanitarios. Los procedimientos de cribado existentes deben complementarse con características reconocibles independientes del peso. Los autores del estudio también recomiendan adaptar los enfoques terapéuticos, tanto psicoterapéuticos como farmacológicos.
"Con nuestros resultados actuales, estamos cerrando una importante brecha en la investigación y ampliando la comprensión de la enfermedad a un grupo que ha recibido poca atención hasta la fecha", afirma Schmidt, investigador en medicina del comportamiento. En la Universidad de Medicina de Leipzig ya se están planificando estudios de seguimiento sobre el desarrollo y el tratamiento de la enfermedad.
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