Un fármaco terapéutico convierte en inofensiva el arma de las células cancerosas

Un medicamento ya aprobado podría abrir el camino a nuevos productos farmacéuticos

26.08.2022 - Alemania

Muchas células tumorales se empañan con un perfume protector que desactiva el sistema inmunitario. Pero un fármaco ya aprobado para otros fines puede aparentemente hacer inofensiva esta arma. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Bonn y el Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf, que acaba de aparecer en la revista Journal for ImmunoTherapy of Cancer. Los investigadores quieren ahora optimizar aún más el compuesto. A medio plazo, esto podría allanar el camino hacia nuevos medicamentos contra el cáncer.

© Figure: Laura Schäkel/University of Bonn - created with BioRender.com

as células cancerosas se rodean de una nube de adenosina, inhibiendo así el sistema inmunitario (izquierda). El ceritinib detiene la formación de adenosina. El ATP se acumula y activa las células inmunitarias (derecha).

Muchas células cancerosas se rodean de una densa nube de adenosina. Por un lado, la molécula suprime el sistema inmunitario. Al mismo tiempo, estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos que suministran oxígeno y nutrientes al tumor. Por otro lado, hace que las células malignas migren a otros órganos y formen allí metástasis.

La adenosina se produce a partir del trifosfato de adenosina, o ATP para abreviar. Las células tumorales segregan grandes cantidades de ella. Llevan en su superficie varias enzimas que convierten el ATP en adenosina en varios pasos. Una de ellas se conoce como CD39. "Cataliza el primero de los pasos de conversión", explica la Prof. Dra. Christa Müller, del Instituto de Farmacia de la Universidad de Bonn. "Si se inhibe el CD39, apenas se produce adenosina".

Por ello, los investigadores farmacéuticos buscan en todo el mundo un ingrediente activo que frene el CD39. Porque sin adenosina, los tumores dejarían de estar protegidos del sistema inmunitario. "En cambio, el ATP se acumularía alrededor de las células cancerosas, lo que en realidad estimularía la respuesta inmunitaria", dice Müller. "Así, las defensas del propio organismo no se suprimirían, sino que, por el contrario, se activarían de forma extra."

50 sustancias activas aprobadas analizadas

Hasta ahora, la búsqueda ha sido en gran medida infructuosa. Por ello, el grupo de investigación de Bonn siguió una nueva estrategia de búsqueda en el estudio: "Hay otras enzimas en el cuerpo, además de la CD39, que también procesan el ATP", explica Laura Schäkel. La colaboradora del profesor Müller realizó muchos de los experimentos centrales del estudio. "Entre ellos se encuentran, por ejemplo, las llamadas proteínas quinasas. Lo bueno es que ya hay medicamentos aprobados que inhiben las proteínas quinasas. Ahora hemos comprobado si también funcionan contra el CD39".

Al inicio del estudio, había un total de 50 agentes diferentes aprobados para determinadas enfermedades que inhiben las proteínas quinasas. El grupo de investigación los examinó todos. Con éxito: "Una de las sustancias, el ceritinib, también bloquea la conversión de ATP por parte de CD39", se congratula Schäkel. "Pudimos demostrarlo no sólo en el tubo de ensayo, sino también en cultivos con las llamadas células de cáncer de mama triple negativo. Éstas son extremadamente difíciles de tratar: normalmente apenas responden a las terapias".

No obstante, Christa Müller no cree que tenga sentido administrar simplemente ceritinib como inhibidor de CD39 en determinados cánceres. "Al fin y al cabo, el principio activo se dirige principalmente contra otro grupo de enzimas; por tanto, tendría efectos secundarios indeseables", afirma. "Ahora queremos modificarlo para que apenas inhiba las proteínas quinasas y, en cambio, frene aún más el CD39".

Utilizarlo sólo en pacientes para los que merezca la pena

Este principio activo optimizado también podría combinarse con otros agentes terapéuticos. "Los citostáticos clásicos suelen debilitar masivamente el sistema inmunitario; los bloqueadores de CD39, en cambio, lo activarían", dice el profesor Müller, que también es miembro de las Áreas de Investigación Transdisciplinaria (TRA) "Bloques de construcción de la materia" y "Vida y salud". "En combinación, por tanto, los fármacos podrían tener un efecto significativamente mayor".

Además, antes de utilizarlos, primero sería posible medir si las células cancerosas de los pacientes afectados llevan realmente una gran cantidad de CD39 en su superficie. "Porque sólo entonces tendría sentido el tratamiento con inhibidores de CD39", dice Müller. "Así se adaptaría la administración a cada paciente. Esta personalización de las terapias con el fin de aumentar su eficacia es cada vez más importante en medicina."

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