La comida basura puede perjudicar nuestro sueño profundo

02.06.2023 - Suecia
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En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Uppsala han investigado cómo afecta la comida basura al sueño. Participantes sanos consumieron una dieta poco saludable y otra más sana en un orden aleatorio. Tras la dieta poco saludable, la calidad del sueño profundo de los participantes se había deteriorado, en comparación con los que habían seguido la dieta más sana.

Antwon McMullen

Jonathan Cedernaes, Doctor en Medicina y Profesor Asociado de Biología Celular Médica en la Universidad de Uppsala

Varios estudios epidemiológicos han demostrado que lo que comemos está asociado a cambios en nuestro sueño. Sin embargo, pocos estudios han investigado cómo la propia dieta afecta directamente al sueño. Una forma de hacerlo es hacer que un mismo participante consuma diferentes dietas en un orden aleatorio.

"Tanto una dieta como un sueño deficientes aumentan el riesgo de padecer varios problemas de salud pública. Como lo que comemos es tan importante para nuestra salud, pensamos que sería interesante investigar si algunos de los efectos sobre la salud de las distintas dietas podrían implicar cambios en nuestro sueño". En este contexto, hasta ahora han faltado los llamados estudios de intervención, estudios diseñados para permitir aislar el efecto mecanicista de las distintas dietas sobre el sueño", afirma Jonathan Cedernaes, médico y profesor asociado de Biología Celular Médica en la Universidad de Uppsala.

Estudios epidemiológicos anteriores han demostrado que las dietas con mayor contenido de azúcar, por ejemplo, están relacionadas con un peor sueño. Sin embargo, el sueño es una interacción de distintos estados fisiológicos, como explica Cedernaes:

"Por ejemplo, el sueño profundo puede verse afectado por lo que comemos. Pero ningún estudio había investigado antes qué ocurre si consumimos una dieta poco saludable y luego lo comparamos con la calidad del sueño después de que esa misma persona siga una dieta sana. Lo apasionante en este contexto es que el sueño es muy dinámico. Nuestro sueño consta de distintas etapas con funciones diferentes, como el sueño profundo que regula la liberación hormonal, por ejemplo. Además, cada fase del sueño se caracteriza por diferentes tipos de actividad eléctrica en el cerebro. Esto regula aspectos como el grado de reparador del sueño, y difiere según las distintas regiones cerebrales. Pero la profundidad o integridad de las fases del sueño también puede verse afectada negativamente por factores como el insomnio y el envejecimiento. Hasta ahora no se había investigado si pueden producirse cambios similares en nuestras etapas del sueño tras la exposición a diferentes dietas".

Cada sesión del estudio implicó varios días de monitorización en un laboratorio del sueño. Por ello, sólo se incluyó en el estudio a 15 individuos. Un total de 15 hombres jóvenes sanos de peso normal participaron en dos sesiones. En primer lugar, se examinó a los participantes en aspectos como sus hábitos de sueño, que debían ser normales y estar dentro de los límites recomendados (una media de siete a nueve horas de sueño por noche).

En orden aleatorio, los participantes recibieron una dieta más sana y otra menos sana. Las dos dietas contenían el mismo número de calorías, ajustadas a las necesidades diarias de cada individuo. Entre otras cosas, la dieta poco saludable contenía un mayor contenido de azúcar y grasas saturadas y más alimentos procesados. Las comidas de cada dieta debían consumirse a horas ajustadas individualmente, que coincidían en las dos condiciones dietéticas. Cada dieta se consumió durante una semana, mientras se controlaban individualmente los horarios de sueño, actividad y comidas de los participantes.

Después de cada dieta, se examinó a los participantes en un laboratorio del sueño. Allí, primero se les permitió dormir una noche normal, mientras se medía su actividad cerebral para monitorizar su sueño. A continuación, se les mantuvo despiertos en el laboratorio del sueño, antes de permitirles recuperar el sueño. También en este caso se registró su sueño.

"Lo que vimos fue que los participantes dormían la misma cantidad de tiempo cuando consumían las dos dietas. Esto ocurría tanto mientras seguían las dietas como después de cambiar a otra dieta idéntica. Además, en las dos dietas, los participantes pasaron el mismo tiempo en las distintas fases del sueño. Pero nos interesaba especialmente investigar las propiedades de su sueño profundo. En concreto, analizamos la actividad de las ondas lentas, una medida que puede reflejar el grado de restauración del sueño profundo. Curiosamente, vimos que el sueño profundo mostraba menos actividad de ondas lentas cuando los participantes habían comido comida basura, en comparación con el consumo de alimentos más saludables. Este efecto duró también una segunda noche, una vez que cambiamos a los participantes a una dieta idéntica. Esencialmente, la dieta poco saludable provocó un sueño profundo menos profundo. Cabe destacar que se producen cambios similares en el sueño con el envejecimiento y en enfermedades como el insomnio. Desde el punto de vista del sueño, se puede plantear la hipótesis de que, en estos casos, debería darse más importancia a la dieta", explica Cedernaes.

Los investigadores desconocen por el momento la duración de los efectos sobre el sueño de una dieta menos saludable. El estudio no investigó si el sueño profundo menos profundo puede alterar funciones que están reguladas por el sueño profundo, por ejemplo.

"También sería interesante realizar pruebas funcionales, por ejemplo para ver si la función de la memoria puede verse afectada. Ésta está regulada en gran medida por el sueño. También sería interesante conocer la duración de los efectos observados. Actualmente, no sabemos qué sustancias de la dieta poco saludable empeoraron la profundidad del sueño profundo. Como en nuestro caso, las dietas poco saludables suelen contener tanto mayores proporciones de grasas saturadas y azúcar como una menor proporción de fibra dietética. Sería interesante investigar si existe un factor molecular concreto que desempeñe un papel más importante. Además, nuestra intervención dietética fue bastante breve, y tanto el contenido de azúcar como el de grasa podrían haber sido más elevados. Es posible que una dieta aún menos saludable hubiera tenido efectos más pronunciados sobre el sueño", señala Cedernaes.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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