¿Cuándo tiene sentido desarrollar un nuevo agente terapéutico?

Criterios que la investigación debe cumplir para que una sustancia que se muestra prometedora en el laboratorio pueda desarrollarse realmente en una droga clínicamente efectiva

23.11.2020 - Alemania

Científicos del Instituto de Salud de Berlín (BIH) y de la Charité - Universitätsmedizin de Berlín, junto con colegas del Instituto Fraunhofer de Biología Molecular y Ecología Aplicada (IME-TMP) de Francfort del Meno y de PAASP GmbH de Heidelberg, han compilado un catálogo de recomendaciones que establecen los criterios que debe cumplir la investigación para que una sustancia que se muestra prometedora en el laboratorio pueda desarrollarse realmente en un fármaco clínicamente eficaz. Han publicado sus recomendaciones para su traducción en la revista Nature Reviews Drug Discovery.

phoenixwil, pixabay.com

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Las compañías farmacéuticas se quejan regularmente de que les gustaría trabajar con científicos académicos, pero que a menudo se les presentan hallazgos que no pueden ser reproducidos. En otras palabras, las expectativas son altas, pero la calidad no siempre es la que debería ser. "Una de las causas es que a lo largo de un proyecto se pasan por alto pasos, se utilizan reactivos no validados o cultivos celulares, o incluso las moléculas objetivo que deberían bloquearse no han sido suficientemente caracterizadas", dice Ulrich Dirnagl, director fundador del Centro BIH QUEST y jefe del Departamento de Neurología Experimental de Charité.

La evidencia de que el desarrollo dará sus frutos

Por consiguiente, el Ministerio Federal de Educación e Investigación (BMBF) decidió en 2017 publicar una convocatoria de propuestas para desarrollar agentes terapéuticos innovadores y, en el proceso, mejorar los conocimientos sobre la validación de objetivos. La diana es una molécula a la que se dirige un nuevo agente terapéutico. "Cuando los investigadores creen que han descubierto una molécula interesante, deben desarrollar las pruebas de apoyo en una medida tal que haga que valga la pena seguir desarrollándola", dice Dirnagl. Tras la primera convocatoria de propuestas (se hizo una segunda convocatoria en 2019), se seleccionaron un total de once propuestas prometedoras: Se trataba de proyectos de toda Alemania, la mayoría de los cuales procedían del ámbito de la investigación académica, aunque había una pequeña empresa entre los elegidos. Se centró en nuevos antibióticos, pero también en medicamentos para tratar el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades neurológicas y metabólicas. Y también se apoyó un duodécimo proyecto: el proyecto de evaluación GOT-IT dirigido por Ulrich Dirnagl. GOT-IT son las siglas de "Guidelines on Target Assessment for Innovative Therapeutics".

Lorena Martínez Gamboa, miembro del grupo de investigación de Dirnagl en el Centro BIH QUEST, participó en el proyecto de evaluación GOT-IT: "Acompañamos los once proyectos porque queríamos averiguar cómo tiene que funcionar la validación de un objetivo para ser eficaz, es decir, para generar resultados sólidos y así dar el siguiente paso en la cadena de valor. Nuestro objetivo era elaborar recomendaciones para una traducción exitosa".
"El equipo de GOT-IT comenzó buscando en la literatura las prácticas y recomendaciones de validación existentes", informa el biólogo. El equipo luego realizó entrevistas con científicos, con empleados de las oficinas de transferencia de tecnología y con representantes de la industria. Finalmente, hablaron con los once directores de proyecto que informaron sobre sus propias experiencias en los respectivos proyectos de validación. Martínez Gamboa tuvo que darse cuenta de que no era posible derivar directrices generales concisas de los proyectos. "Cada proyecto era diferente. Por lo tanto, decidimos publicar recomendaciones algo más amplias sobre diversos aspectos de la validación de objetivos a fin de orientar a los científicos en esos proyectos", explica Martínez Gamboa.

Preguntas flexibles y estructuradas sobre la calidad de la investigación

Las recomendaciones constan de cinco secciones, cada una de las cuales contiene varias preguntas centradas en una parte del proceso de validación del objetivo: La sección 1 explora qué vínculos existen entre el objetivo y la enfermedad que se va a tratar: ¿Es la molécula objetivo realmente crucial para la progresión de la enfermedad? La sección 2 trata la cuestión de si el objetivo puede ser modificado sin que suponga un peligro para el paciente. La sección 3 cubre la necesidad médica: ¿Existen ya terapias estándar para la enfermedad correspondiente? ¿Ha sido patentada la molécula? ¿Hay posibilidades reales de que sea aprobada? La sección 4 examina la viabilidad técnica: ¿Es posible producir la molécula objetivo? ¿Se puede medir su actividad o concentración? ¿Existen dispositivos apropiados? Por último, la sección 5 se refiere a la seguridad de los antibióticos y los efectos secundarios de los agentes antibacterianos.

"Las recomendaciones no sólo son flexibles y pueden aplicarse prácticamente a cualquier proyecto, sino que también están estructuradas y abarcan en detalle muchos aspectos importantes", explica Dirnagl. Los científicos hubieran preferido que los folletos fueran más cortos, pero no tenían que completar todas las secciones a la vez. Dependiendo de la etapa en que se encuentre el proyecto, puede bastar con responder a la pregunta sobre los vínculos entre el objetivo y la enfermedad o a la pregunta sobre la necesidad médica. "Creemos que las recomendaciones permitirán a los científicos obtener una mejor visión general de las prioridades en las respectivas fases de validación, lo que les permitirá utilizar los recursos disponibles de manera más eficiente".

No sólo para los investigadores

Las recomendaciones no sólo están dirigidas a los investigadores. Aplicando los criterios del GOT-IT, los organismos de financiación de la investigación pueden calibrar mejor cuán prometedora es la labor preliminar, los editores de las revistas pueden juzgar si los experimentos son suficientemente predictivos y los organismos de traducción pueden evaluar si vale la pena patentar. "Y, por supuesto, las empresas farmacéuticas disponen ahora de una herramienta que les ayuda a determinar si la colaboración con un socio académico es realmente prometedora para un nuevo medicamento", dice Dirnagl, cerrando el círculo que duró exactamente tres años desde la primera convocatoria de propuestas del BMBF hasta la publicación en Nature Reviews Drug Discovery.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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