La mezcla de PFAS altera el desarrollo normal de la placenta, que es importante para un embarazo sano
La placenta regula el intercambio de nutrientes, gases y productos metabólicos entre la embarazada y el feto, garantizando así un desarrollo sano. Los primeros 90 días de embarazo son especialmente importantes, porque los órganos del bebé empiezan a desarrollarse durante este delicado periodo. Aunque la placenta tiene mecanismos de barrera diseñados para impedir el paso de sustancias peligrosas al bebé, los PFAS pueden acumularse en el organismo, interferir en el desarrollo del feto y, en casos graves, aumentar el riesgo de aborto. "Para evaluar con exactitud los riesgos, es importante documentar con mayor precisión la exposición a los PFAS, sobre todo durante el primer trimestre del embarazo", afirma la Dra. Violeta Stojanovska, investigadora principal y autora del estudio. Hasta ahora se sabe poco al respecto porque la mayoría de los estudios sobre reproducción se basan en la detección de PFAS en la sangre o la placenta obtenidas en los últimos meses del embarazo o en experimentos realizados en modelos celulares simplificados que utilizan compuestos de PFAS individuales en lugar de mezclas.
En su estudio, realizado junto con el Hospital Municipal de Dessau, un hospital académico de la Facultad de Medicina de Brandenburgo, los investigadores del UFZ eligieron un enfoque diferente y extrajeron seis compuestos de PFAS (ácido perfluorononanoico, ácido perfluorooctanesulfónico, ácido perfluorobutanoico, ácido perfluorooctanoico, ácido perfluorohexanosulfónico y ácido perfluorodecanoico) del tejido placentario del primer trimestre de 31 mujeres. "Estos PFAS eran relevantes para nuestras investigaciones porque los detectamos en concentraciones elevadas en la placenta y había indicios en la literatura de que podrían desencadenar complicaciones en el embarazo", afirma la doctoranda y autora principal del estudio Yu Xia. Estos seis compuestos se utilizaron para obtener una mezcla de PFAS relevante para la placenta que luego se probó en un modelo de trofoblasto tridimensional para simular la exposición placentaria.
Los trofoblastos son células de la placenta que invaden el tejido materno al principio del embarazo y establecen contacto con el torrente sanguíneo de la madre. "La principal ventaja de los modelos tridimensionales es que las células trofoblásticas crecen en una estructura esférica, que imita fielmente la organización celular observada en el desarrollo temprano de la placenta, a diferencia de la disposición plana de los cultivos bidimensionales", explica Stojanovska. Con estos modelos tridimensionales, el equipo de investigación pudo estudiar diversas funciones de la placenta, como la producción de hormonas y la invasividad.
La exposición de los modelos 3D de trofoblastos a la mezcla de PFAS interfirió en el funcionamiento óptimo de la placenta. Las células placentarias mostraron una capacidad de invasión alterada. Esta invasividad es crucial para el crecimiento óptimo del feto, ya que facilita la transferencia de nutrientes de la madre.
El análisis de la expresión génica reveló que la apoptosis (muerte celular programada) y la proliferación (el crecimiento celular necesario para el desarrollo placentario), procesos importantes para el desarrollo de la placenta, también se ven alterados por los PFAS. "Ambos procesos se mantienen en equilibrio natural durante el desarrollo de la placenta. Sin embargo, este equilibrio se altera cuando la placenta está expuesta a altas concentraciones de PFAS", afirma Stojanovska.
El equipo de investigadores también descubrió que la exposición a PFAS reduce la producción de β-hCG, que es la primera hormona producida por la placenta y un regulador clave del embarazo: estimula la producción de progesterona, que crea un revestimiento uterino sano, y ayuda a prevenir el rechazo del feto. Por tanto, una producción reducida de β-hCG podría indicar trastornos de la regulación hormonal. "Estos cambios menores no han recibido mucha atención hasta ahora, pero tomados en conjunto podrían causar un impacto significativo en la progresión del embarazo", dice Stojanovska.
"El estudio subraya los efectos nocivos de la mezcla de PFAS en la función de los trofoblastos y, por tanto, los riesgos potenciales para la salud de la placenta y el resultado del embarazo", afirma la profesora Ana Zenclussen, jefa del Departamento de Inmunología Ambiental de la UFZ. Los modelos tridimensionales de trofoblastos son muy útiles porque permiten comprender mejor la evaluación de riesgos de los PFAS.
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