La cera de los oídos como posible medio de detección de la enfermedad de Parkinson

26.06.2025
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La mayoría de los tratamientos para la enfermedad de Parkinson (EP) sólo ralentizan la progresión de la enfermedad. Por tanto, la intervención precoz en esta enfermedad neurológica que empeora con el tiempo es fundamental para optimizar la atención, pero para ello es necesario un diagnóstico temprano. Las pruebas actuales, como las escalas de valoración clínica y las imágenes neuronales, pueden ser subjetivas y costosas. Ahora, los investigadores de Química Analítica de la ACS informan del desarrollo inicial de un sistema que detecta de forma económica la EP a partir de los olores de la cera del oído de una persona.

Investigaciones previas han demostrado que los cambios en el sebo, una sustancia aceitosa secretada por la piel, podrían ayudar a identificar a las personas con EP. En concreto, el sebo de las personas con EP puede tener un olor característico porque los compuestos orgánicos volátiles (COV) liberados por el sebo se ven alterados por la progresión de la enfermedad, incluyendo la neurodegeneración, la inflamación sistémica y el estrés oxidativo. Sin embargo, cuando el sebo de la piel se expone a factores ambientales como la contaminación atmosférica y la humedad, su composición puede alterarse, lo que lo convierte en un medio de prueba poco fiable. Pero la piel del interior del conducto auditivo externo se mantiene alejada de los elementos. Por ello, Hao Dong, Danhua Zhu y sus colegas quisieron centrar sus esfuerzos de detección de EP en la cera de los oídos, que se compone principalmente de sebo y es fácil de muestrear.

Para identificar potenciales COVs relacionados con la EP en la cera del oído, los investigadores tomaron muestras de los canales auditivos de 209 sujetos humanos (108 de los cuales fueron diagnosticados con EP). Analizaron las secreciones recogidas mediante técnicas de cromatografía de gases y espectrometría de masas. Cuatro de los COVs que los investigadores encontraron en la cera del oído de personas con EP eran significativamente diferentes de la cera del oído de personas sin la enfermedad. Llegaron a la conclusión de que estos cuatro COV, incluidos el etilbenceno, el 4-etiltolueno, el pentanal y el 2-pentadecil-1,3-dioxolano, son biomarcadores potenciales de la EP.

Dong, Zhu y sus colegas entrenaron entonces un sistema olfativo de inteligencia artificial (AIO) con sus datos de COV en la cera del oído. El modelo de cribado resultante, basado en AIO, categorizó con un 94% de precisión muestras de cerumen de personas con y sin EP. Según los investigadores, el sistema AIO podría utilizarse como herramienta de cribado de primera línea para la detección precoz de la EP y allanar el camino para una intervención médica temprana, mejorando así la atención al paciente.

"Este método es un experimento a pequeña escala en un solo centro en China", dice Dong. "El siguiente paso es llevar a cabo más investigaciones en diferentes etapas de la enfermedad, en múltiples centros de investigación y entre múltiples grupos étnicos, con el fin de determinar si este método tiene un mayor valor de aplicación práctica."

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